Con la mirada perdida en el horizonte
Con mis manos inquietas enredando ese mechón de pelo rebelde
Con un solo pensamiento, una sola ilusión, un solo sueño…
Una ligera brisa me recuerda la libertad que tanto anhelaba
Un ligero susurro de las olas me trae ese olor a salitre que me hace recordar mi tierra...
Sus calles y barrios, la humedad que impregna nuestro cuerpo aún cuando permanece seca nuestra ropa,
“La Manquita”, luciendo imperturbable por el paso del tiempo, gloriosa y orgullosa aunque triste y oscura cuando el sol deja de acariciarla,
Esa Alameda de la que siempre salía con un libro, a veces novela, a veces poesía, otras en cambio, de historia…
La calle Larios, de camino a la calle Granada buscando nuestro mítico "café con libros" y, como no, "El Pimpi", refugio de tantos años buscando a quien siempre encontraba allí, aquellos amigos que siempre estuvieron y que, aún hoy, permanecen entre sus muros, con un moscatel preparado y esa copita de pacharán que dará lugar a sobremesas para arreglar el mundo, este mundo loco que, cuando menos te lo esperas, te depara maravillosos momentos como este preciso instante…
Siempre Tuya. Clarita