Cuando la monotonía cogía las riendas de mi vida y
la
convertía en un espectáculo en el que yo simplemente era marioneta.
Cuando mis días transcurrían lentos, pesados y faltos de
sonrisas;
Cuando mi única esperanza era mi propio sueño y,
Mis noches eran mi salvación…
Simplemente, apareciste…
Me enseñaste a Volar…
Me enseñaste que la libertad existe,
Que puedo llenar, de primeras veces,
Las hojas de mi ansiosa agenda en blanco;
Que todo es posible con sólo desearlo
Y que los sueños se pueden hacer realidad…
Las palabras acortan la posibilidad de decirte cuánto te
necesito,
Cuanto te deseo y extraño cuando estás lejos…
Así que, una vez más, elijo…MÁS
Siempre Tuya. Clarita
2 comentarios:
Palabras, esas cadenas que solo sirven para que nos hundamos más rápido.
Un beso CLara.
Aunque a veces sirvan para liberarme, cierto es que, al quedar plasmadas, se hacen fuertes y duras.
Precioso, Francisco. Un Besazo
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